En teoría, se supone que ni la lluvia ni el aguanieve ni la nieve impiden que el transportista postal entregue el correo. Pero una vez que sus valiosas cartas y revistas se colocan en su buzón, es posible que sea lluvia, aguanieve o nieve lo que las destruya si el buzón sufre de una puerta rota que se niega rotundamente a cerrarse correctamente.
Leer Más